- La nueva coctelería del Barrio de Las Letras es una oda a las tabernas de siempre pero con un enfoque en el que el buen beber es el protagonista. Todo ello de la mano de los creadores de Ciriaco Brown y la nueva sociedad denominada como Familia Brown.
Madrid, diciembre de 2022 - Homenajear al perfecto cóctel “a todo confort” es lo que han querido hacer en Candela Bravo, la nueva coctelería del Barrio de Las Letras que abre sus puertas de la mano de Familia Brown, una sociedad compuesta por los dueños de Ciriaco Brown (Abades, 13) y uno de los socios de Confitería – creador de coctelerías como Paradiso (recientemente nombrada #1 del mundo según el listado 50 Best Bars) o Dr. Stravinsky–. A esta nueva andadura se suma, en esta ocasión, Bareto, el grupo de cocteleros conformado por los expertos Antonio Naranjo, Edir Malpartida y Adal Márquez.
En Candela Bravo, un local pequeño y pensado para pasarlo bien, sentirse como en casa y sin las grandes pretensiones que se relacionan con una coctelería, lo único que importa son los cócteles: perfectamente ejecutados y en los que el sabor es su mayor aliciente. Ni más ni menos. Factores de peso que los creadores de Bareto, después de trabajar en algunas de las mejores coctelerías de España, se dieron cuenta que echaban de menos.
"Queremos ser un bar como los de antes, en los que la gente se lo pasaba bien”, cuentan los dueños de Candela Bravo, que se han encargado de elaborar una carta corta pero efectiva para un público maduro, capaz de reconocer los buenos sabores y elaboraciones: con “Clásicos de Bareto” como el Marianito Preparado, la Pomada Collins –con ginebra de Menorca, limón y refresco de limón– o el Sol Sin Sombra –con brandy, Ratafia, absenta y melón–. También hay sitio para las sangrías flamencas y las jarras de Rebujito o Kalimotxo, los chupitos “de siempre” (La Cucaracha, El Coscorrón o el Chupa Chups) o las “Locuras del Candela”, como el cóctel Sara Montiel –con verdejo, Aperol, Chartreause, limón y soda– o el Violeta “La Burra” –con violeta, limón, licor de violeta, vodka, ginebra y refresco de jengibre–.
Como ya sucedió en Ciriaco Brown, en Candela Bravo también se recurre a la seña de identidad de la casa, nombrando al proyecto con un homenaje a un personaje pintoresco. Esta vez, Candela Bravo se caracteriza por ser amiga del alma de Ciriaco Brown y su compañera de batallas en la noche madrileña. Prueba de ello es la foto dedicada de Ciriaco que cuelga en las paredes del local. Una vez más, ha sido el interiorismo a cargo de Alfonso de la Fuente, del estudio Pichiglás, el encargado de dotar de personalidad al espacio, con una iluminación cálida que acoge a una enorme barra de zinc, algunas mesas altas y a una mezcla de memorabilia que cuelga de las paredes y que hace referencia a licores antiguos y piezas que recuerdan al Madrid “de antes”. Todo ello protagonizado por camareros vistiendo impolutas chaquetillas blancas que, como anfitriones, se encargan de volver a dar vida a uno de los míticos locales ubicado en la concurridísima calle Jesús.