Madrid, septiembre de 2013.- Abrió hace nueve años de la mano de un grupo de socios y ahora se reinventa bajo la dirección única de un nuevo propietario con trayectoria, ideas y alma de anfitrión. Diego Gómez Pineda, gestor también de otros negocios hosteleros de éxito, toma las riendas de Boggo para dotarlo de todo aquello que, como cliente exigente y bon vivant, siempre soñó encontrar en un mismo local: un ambiente fresco, joven y confortable, gente guapa del más variopinto perfil, música selecta, copas bien servidas y una cocina de mercado que permite tanto compartir entre amigos como darse un homenaje en familia o pareja. Todo ello sin sobrepasar los 25 € de ticket medio.
Así de apetecible se presenta el nuevo Boggo, un espacio ubicado en uno de los mejores enclaves del ensanche del marqués, en pleno Barrio Salamanca, en el que todo –decoración, oferta y detalles- han sido ideados “para que el cliente disfrute y se lo pase bien”. Empezando, para ello, por un servicio atento y cercano que danza, con la invisibilidad debida, por un renovado escenario en el que se aprecian todas y cada una de las tendencias estéticas del momento: mesas de madera desnudas, confortables cojines multicolores sobre la bancada, lámparas de aspecto “reciclaje” y una sensación de luminosidad y frescura que aportan juegos de LEDs, plantas y flores naturales, papeles pintados en verde y con motivos florales o las llamativas fotografías de especias que cuelgan en sus paredes. Todo hilado con armonía trasmitiendo, en su conjunto, energía y viveza a todo el que entra.
Cocina de mercado y marcado carácter
Compartir raciones y miradas, picotear del centro de la mesa, comer con las manos o deliberar sobre su rica variedad son algunas de las cosas que permite la carta de Boggo para “facilitar las relaciones y la conversación” y, en definitiva, pasar un buen rato en torno al plato. Ideales para una comida entre amigas son por ejemplo la ensaladilla rusa, las croquetas de salmón y puerro o de jamón con pollo de corral (de besamel blanca y casi líquida), la pizza de Carpaccio (de masa finísima y casera), las samosas de pato o la rusticidad de unos nachos con todos sus sides.
Propuestas muy enfocadas para probar y compartir que conviven también con productos de primer orden como las anchoas de Santoña, el jamón ibérico D.O. Extremadura (servido con pan cristal, tomate y aceite de oliva picual), la hamburguesa de vaca retinta (“el vacuno de moda”), la ternera de Guadarrama o una jugosa merluza adobada con ali oli. Y es que para encuentros más formales, como esa primera cita o un almuerzo de trabajo, también puede hacerse una comida clásica de primero y segundo y postre a base de entrantes, ensaladas, pescados y platos de carne entre los que sobresale uno de los mejores steak tartar de Madrid, cortado a cuchillo y aderezado al gusto de cada comensal.
Bar y restaurante o restaurante y bar
Por que la libertad del cliente es su lema, Boggo cuenta con dos espacios físicamente separados en dos alturas pero integrados en esencia para dibujar diferentes escenas en función del momento y las apetencias de cada cual: el restaurante (en la planta superior) y un animado bar (en la inferior) en el que se puede acabar la velada, tomar un aperitivo, disfrutar del alter work, picotear a base de raciones o comenzar la noche a ritmo de cócteles, gin tonics bien servidos y la música más actual. Para ello cuenta con un puñado de mesas bajas tipo lounge, una amplia barra repleta de botellas, vida y movimiento y, entre ambos, un espacio diáfano para el que se anime a bailar.
En definitiva, un dos en uno que sirve de punto de encuentro del público más ecléctico, desde grupos de amigos, jóvenes parejas y gente de la jet hasta ejecutivos de la zona y curtidos gourmets, en horario non stop.
Dirección: Velázquez, 102.
Teléfono: 91 781 10 38.
Precio medio: 25 €.
Horario: abierto todos los días de 13 h. a 3 h. excepto domingos (día de cierre).