Madrid, septiembre de 2013.- Un navarro apasionado de la gastronomía y su buen hacer, un apellido familiar y un homenaje a la cultura navarra juntos dan como resultado un restaurante que está llamado a convertirse en un referente del barrio de Almagro; el restaurante Eguinoa.
Nada en este restaurante es improvisado. Hasta el mínimo detalle es cuidado a la perfección. Empezando por el propio nombre del local, que hace referencia a Pablo Eguinoa, ilustre navarro familiar de los propietarios del mismo, que destaca, entre otros méritos, por ser el introductor de la utilización del hormigón armado en España. El nombre del restaurante es un homenaje a este afamado personaje, como también lo es parte de la carta, que incluye platos con características de la cultura gastronómica Navarra.
Esta pasión por la buena comida, la gastronomía y el buen hacer en los fogones del su chef, Juan López, (alumno de la escuela de Paco Roncero que supo impregnarse de las buenas maneras del reconocido chef) se tradujo en un restaurante tradicional pero adaptado a los nuevos tiempos, un clásico renovado. Eguinoa se concibió con concepto muy novedoso: un espacio non-stop. En palabras de Jesús Ortega, responsable del buen funcionamiento del local: “Proponemos una cocina tradicional de gran calidad durante todo el día. Un non stop con el mejor servicio y un gran ambiente desde el desayuno de primera hora, a las cenas pasando por una gran carta de Pintxos a todas horas o lugar de reunión para tomarse algo después del trabajo. En definitiva una nueva oferta completa a cualquier hora del día”.
En definitiva, la posibilidad de aunar varios ambientes en un mismo lugar, abarcando una amplia franja horaria que se adapta a todos los ejecutivos y visitantes de la zona, desde las 10 de la mañana, hasta las 2 de la madrugada. Puedes empezar tomando un tranquilo desayuno y terminar con la última de la noche.
Cada detalle importa, hasta la decoración del local, obra del decorador Agustín Granell. Un local distribuido en dos espacios. Dos plantas diferenciadas; una informal para desayunos, almuerzo o cena casual, afterworks… y otra zona más sofisticada para comer a la carta disfrutando de largas sobremesas. Ambas se caracterizan por el cuidado por los detalles, la originalidad, la elegancia y la delicadeza que elevan a las alturas la experiencia culinaria.
Una amplia carta ofrece variedad de desayunos, comidas, pinchos o tapas, para un almuerzo más distendido o bien una cena informal. Delicias como Ajo Blanco con langostinos y tomates confitados con lavanda; solomillo de cebón con verduras en su jugo y aceite de trufa negra; tartar de atún rojo con sandía y praliné de sésamo negro o crujiente de queso ahumado. Todo ello acompañado de una amplia selección de vinos, cócteles y combinados para los afterworks y continuar el resto de la noche.
Ubicado en la calle Zurbarán, 18, está abierto de lunes a sábado en horario ininterrumpido de 10:00h a las 2 de la madrugada; los sábados de 12:00 a 2:30.
Con un aforo estimado de 97 personas, el precio medio es de 45€ en restaurante y 15€ en barra. Existe la posibilidad de realizar eventos y dispone de servicio de aparcacoches.