Madrid, febrero de 2013.- “Un lienzo en blanco para dibujar los sueños”. Así es como Paco Rocero define su taller de las emociones, un innovador espacio ubicado en un hasta ahora inaccesible rincón del Casino de Madrid y dotado con la tecnología más puntera en el diseño de ambientes e inteligencia ambiental, que cuenta con el patrocinio de Guía Repsol y la colaboración de NH Hoteles, Land Rover y HP. Sus avanzados sistemas para generar atmósferas cromáticas, controlar la temperatura y la humedad de la sala, aromatizar el ambiente y ofrecer sonidos específicos, son las herramientas para la creación de experiencias únicas que trascienden lo gastronómico y que ofrecen un infinito abanico de posibles sensaciones.
Tras la presentación del taller y de la primera experiencia gastro-sensorial en 2012, el chef se atreve ahora con un nuevo proyecto, mucho más emocional, para el que ha contado con la colaboración de un polifacético autor que se define a sí mismo como “creativo renacentista”. Pep Torres, fundador del Museo de los Inventos de Barcelona y reconocido por la revista Time como el creador de uno de los 50 mejores inventos en 2009, ha interpretado los diferentes platos que componen el menú de Roncero a través de una poética puesta en escena que conjuga imágenes, video-proyecciones y música de los más variados estilos, logrando así redimensionar las sensaciones que provoca la comida en el comensal. Un entorno que hace que las creaciones comestibles del chef madrileño adquieran luz, movimiento y sonido, además de su color, aroma, textura y sabores intrínsecos.
Cambios inesperados; momentos para el humor, el placer, la reflexión y la nostalgia; sonidos que se mueven entre los ritmos vibrantes de AC/DC y los 4’33” de silencio de John Cage o escenarios que trasportan al público desde el Nueva York en blanco y negro de los años 50 hasta el Moulin Rouge de Tolouse Lautrec, pasando por un relajado día de primavera en la hierba, una sobremesa bajo una sombrilla con las olas acariciando tus pies o, incluso, trasladándonos hasta nuestra propia infancia. Todo ello sucede durante dos horas en torno a Hisia, una “mesa inteligente” de unos seis metros de largo y capacidad para ocho comensales, y con una sucesión de platos nacidos en el propio taller como hilo conductor.
Una sorprendente cata de aceite de oliva (ingrediente fetiche del chef), la versión más inverosímil de las más exquisitas verduras de temporada, su ya célebre hamburguesa de liebre, una paella que se disfruta “casi” sobre sus propias brasas o postres que los comensales pueden “dibujar” a su antojo son algunas de las recetas que componen el menú. Platos que no pierden su protagonismo y que llevan años de trabajo e investigación y horas de puesta en marcha en la cocina pero que aquí, en PacoRonceroTaller, se disfrutan con otros ojos, desde otra piel (la de su autor) y con un final feliz que invita a la retrospección.
EL TALLER DE LAS EMOCIONES
PacoRonceroTaller es la consecución de un sueño largamente meditado por el chef madrileño, galardonado con dos Estrellas Michelin, tres Soles Repsol y el Premio Nacional de Gastronomía 2006, y materializado gracias al apoyo de NH Hoteles y Guía Repsol.
Concebido como un laboratorio de investigación, el taller es el escenario para el desarrollo del talento creativo del cocinero y su equipo en el diseño de nuevos platos, además de un aula de formación conectada para el intercambio de conocimientos entre la élite de los maestros de la cocina. Pero también es un lugar donde hasta ocho afortunados comensales, y sólo a través de invitación exclusiva, pueden vivir experiencias únicas, planteadas en diferentes actos y escenografías, siempre con la presencia y bajo la dirección de Paco Roncero.
Con una entrada “clandestina” y llena de sorpresas, que incluye un recorrido por los rincones más escondidos del edificio de Alcalá 15 y una pequeña “liturgia” de acceso y preparación, el taller cuenta con una estética muy cuidada, diseñada íntegramente bajo criterios de Sostenibilidad y Diseño Universal. Sus apenas 45 metros cuadrados están equipados con sensores de más de 10.000 bits de señales que “sienten” lo que ocurre en su interior y “reaccionan” a través de un sofisticado sistema que controla la temperatura, humedad, el olor y color de la sala, proyecciones y sonidos. Todo ello fabricado con materiales cerámicos avanzados, aluminio de calidad aeronáutica, tecnología de alta precisión e ingeniería derivada de la industria del cine.
En definitiva, un paso más en la concepción del espacio gastronómico del futuro que contribuye a transmitir todo el potencial creativo del autor y un livinglab donde, a través del estudio de las reacciones y la participación de las personas, surgirán nuevas creaciones y propuestas, susceptibles de ser adaptadas y trasladadas a La Terraza del Casino y a otros proyectos del reconocido chef.
Fuente y más información: Acción y Comunicación. Ana Escobar. 91 443 02 93
© Fotos cortesía: Acción y Comunicación