Los bartenders que tienen la oportunidad de competir internacionalmente saben de lo que estoy hablando. Un quick mix o mezcla rápida en una competición es el equivalente a enfrentarse con una caja de Pandora. Recibes en un recipiente una serie de ingredientes en el que en un tiempo mínimo debes hacer una obra maestra, y me refiero a una obra maestra porque según lo que elijas y de lo creativo y preciso que seas, tendrás más méritos para llevarte el premio del certamen.
Ante tal situación, ¿qué haces? Pensar, crear rápido y obrar con energía. Normalmente un quick mix hace parte de diferentes rutinas en los concursos de coctelería internacional. Y lo que se valora es la creatividad en el menor tiempo posible, el equilibrio resultante de la mezcla, el aporte a los valores de la marca, el sabor, la presentación, el manejo de botellas. Todo esto controlando variables que ponen tu talento a prueba por la alta competitividad del evento y el nerviosismo de responder a la altura de las circunstancias.
Necesitamos más concursos y más iniciativas que nos ejerciten localmente, que nos pongan a prueba. Necesitamos que más barman y mixólogos estén en las primeras filas y que más locales promuevan una coctelería de calidad, exigente y para paladares refinados. Ya existen algunos, estamos en camino, pero en un mercado maduro nos deberían faltar dedos de las manos para enumerarlas. La coctelería en España está en plena ebullición y al lado de una gastronomía sólida y reconocida mundialmente, el camino trazado debería ser más cómodo. Quizás es un despertar y mientras terminamos de desperezarnos, es grato saber que algunos ya se están entrenando.
Fotografía y texto: George Restrepo
Nota original publicada en la Revista Bar Business