¡El que exagera no soy yo! Lo he visto con mis propios ojos: un cóctel decorado con media manzana verde en forma de cisne. Aún no salgo del asombro y todavía no logro asimilar tamaña sorpresa, me sentía en un concurso oriental de decoradores de alimentos, o en un hotel del Caribe en la costa de Yucatán donde para atraer al comensal tienen esculturas enteras de frutas con formas de animales y personajes infantiles sacados de las tiras cómicas a escala humana. Lo triste es que esto sólo cumplirá su función decorativa, porque en dos días máximo será tirado y escasamente aprovechado.
Si me preguntas por la decoración de un cóctel, la importancia en muchos casos es que ésta formaría parte de la bebida misma, como ingrediente, es el caso de los martinis clásicos como Dry Martini con la oliva o Sweet Martini y Manhattan con una cereza. La decoración es ese toque de glamour sumado al cóctel que transforma los ingredientes, ayudando con un pequeño contrapunto de sabor o resaltando notas de cata de alguna de las bases utilizadas. Para otro tipo de cócteles un pequeño twist de naranja que aporta aceites esenciales y un delicado perfume será más que suficiente.
Pero si la idea es ser creativos siempre diré que MENOS ES MAS. Dentro de los frutos tropicales existe una fruta que ya por si sola es una delicia a la vista: el physalis es una fruta suramericana que se consigue fácilmente en mercados de España, tiene la forma de una cereza, amarilla, de sabor agridulce, que se utiliza descubriendo un poco la fruta de su envoltorio natural. También está el carambolo o star fruit, una fruta a la que se le hace un corte transversal y se transforma en una pequeña rodaja en forma de estrella y para continuar con esta forma, tendríamos el anis estrellado, muy aromático y de una textura única. Recientemente he visto que en hoteles y algunas coctelerías, están aprovechando un nuevo producto como decoración que gracias a su carácter exótico, es por sí mismo un novedoso ingrediente que aporta sabor a los cócteles, además del impacto visual que éste genera. Es la flor de Hibiscus, cultivada en Australia, tratada en almíbar, comestible, de textura carnosa y sabor similar a la frambuesa.
Lo cierto es que el IBA (International Bartender Asociation) es claro en la formulación de los cócteles y el tipo de decoración que debe llevar, refiriéndonos a la coctelería clásica. Y cómo a partir de ahí a la hora de decorar cualquier otro cóctel de autoría propia, depende del gusto de cada uno de los profesionales, aprovecho la ocasión y hago un llamado a aumentar la calidad del cóctel y no a aumentar el tamaño de la decoración. El tamaño sí importa, un cóctel es un cóctel y no una macedonia (cóctel de frutas).
Fotografía y texto: George Restrepo
Nota original publicada en la Revista Bar Business