El cóctel está vivo en Barcelona. Es un símbolo de la cultura urbana actual. Pero es también mucho más que eso: es diseño, experimentación, estética, pasión y, quizás, incluso arte. Algunos de los cocteleros más reputados y creativos de la escena internacional son catalanes y trabajan aquí. Nuestro país vive una edad de oro en el campo de la coctelería y se ha convertido en punto de referencia para los paladares más exigentes.
El eje del cóctel
El martes, 15 de abril, abre las puertas (de 19h a 21h) para un grupo restringido de invitados el Solange (Aribau, 143) donde hasta ahora estaba ubicado el mítico Harry’s, y a solo tres manzanas del Tandem Cocktail Bar (Aribau, 86). En el corazón del Ensanche y en pleno eje de la ruta barcelonesa del cóctel. No solo hereda de su predecesor la ubicación, sino también su carácter exclusivo, íntimo y privado. Debe su nombre a Solange Dimitrios, la chica Bond de la película Casino Royale, y rinde así homenaje a uno de los grandes divulgadores del cóctel desde el cine. La estética y la decoración, del local, que se inspiran en las películas de la saga, son obra del prestigioso estudio Carlos Martínez Interiors. El propio Carlos Martínez y sus dos hijos, Carlos y Xavier, han realizado conjuntamente, un exquisito trabajo de interiorismo.
La familia Pernía
Alfredo, Xavier y Raúl Pernía son tres hermanos, hijos de un cliente habitual de Miquel Boadas, de la histórica coctelería de la calle Tallers. Han crecido familiarizados con el cóctel, han aprendido a quererlo y valorarlo y los tres han hecho de él su profesión.
El Tandem, abierto en 1985, se ha consolidado como uno de los mejores Cocktail Bar de la ciudad, así como uno de los más sobrios y elegantes. El Solange pretende, además, convertirse en una coctelería de referencia en el ámbito internacional. Los tres hermanos Pernía trabajan juntos para divulgar la cultura del cóctel, manteniendo el “savoir faire” de la vieja escuela para un público del siglo XXI.
Un poco de historia
Aunque el origen de los cócteles se sitúa en tabernas de dudosa legalidad, durante décadas ha sido patrimonio de una determinada élite social. En los últimos años, sin embargo, se han democratizado: han llegado a las casas y a bares no especializados. Por ello es necesario reivindicar los Cocktail Bar como los únicos sitios donde estos destilados pueden saborearse de manera genuina.
Porque el cóctel es una bebida que requiere un ritual de preparación, que apela a más de un sentido, y que debe consumirse despacio, con deleite.
Cada noche Gerald llegaba a casa pronto
para pasar un rato con ella antes de cenar.
Preparaba los cócteles en su habitación
y la observaba mientras ella bebía uno despacio.
Dorothy Parker
“Cara de caballo”
A pesar de su aliento de modernidad, el cóctel tiene también un regusto clásico y bohemio. El cóctel fue la bebida por antonomasia en las fiestas de la “generación perdida”, que lo convirtió en símbolo de modernidad y glamour. Los primeros nombres que nos vienen a la cabeza cuando hablamos de cócteles son los de escritores como Ernest Hemingway, Francis Scott Fitzgerald o Dorothy Parker. Pero también Cole Porter, Groucho Marx, Luis Buñuel, Franklin Delano Roosevelt y Winston Churchill, entre muchos otros han sido entusiastas preparadores, consumidores y divulgadores de estos combinados. El cóctel acompaña a Jack Lemmon en su vagabundeo por los bares en El apartamento y a Bette Davis en Amarga victoria cuando acaba de enterarse de que le quedan pocos meses de vida. Todos los grandes de la literatura y el cine, desde Gatsby a Lebowsky, tienen su cóctel preferido.
Si quieres saber más sobre el diseño de Solange, mira aquí la Memoria del interiorista.
CONVOCATORIA DE PRENSA
MARTES 15 DE ABRIL, 2014
ARIBAU 143
19-21 HS
Más info y RSVP: [email protected] - 687869813
